Lo condenaron a 13 años de cárcel por asesinar a un joven repartidor en La Plata

La sentencia recayó sobre el segundo implicado por el crimen de Nicolás Pérez Gatti. El acusado integraba una peligrosa banda que operaba en Barrio Jardín. Ya pasaron más de seis años de ese homicidio.

REGIÓN09/12/2025
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Finalmente hubo veredicto. Y condenatorio. A más de seis años del homicidio que conmocionó a toda nuestra región, la justicia penal de La Plata condenó a 13 años y seis meses de prisión a Miguel Alejandro Del Rosal. Se trata del segundo imputado (el otro era menor al momento del hecho) en el crimen de Nicolás Pérez Gatti, el joven repartidor de 19 años asesinado la noche del 5 de octubre de 2019 en Barrio Jardín.

 

El fallo fue emitido en juicio abreviado por la jueza del Tribunal Oral en lo Criminal II de nuestra ciudad, Analía Carrillo y dio por probado que el acusado integraba una banda delictiva juvenil que operaba con armas de fuego, en moto y en manada entre La Plata y Berisso. 

 

La condena se aduna al veredicto dictado por el Tribunal de Responsabilidad Penal Juvenil Nº 2, que en 2022 condenó al otro implicado, menor de edad, a la pena de 12 años de prisión efectiva por el mismo delito. 

 

Ambas sentencias coincidieron en establecer que el joven repartidor fue víctima del delito de homicidio en ocasión de robo y que el hecho fue cometido con una pistola calibre 9 mm y con participación de dos agresores.

 

La sentencia sostuvo que a las 22.10 del sábado 5 de octubre de 2019, Nicolás Pérez Gatti había terminado de entregar una pizza y cobrar $620 en la casa de una familia ubicada en calle 81 entre 116 y 117. 

 

Nicolás trabajaba desde hacía apenas dos meses en la pizzería La Italiana, de 80 entre 118 y 118 bis, y estaba a punto de regresar al local. cuando se desató la tragedia. 

 

El fallo indicó que dos jóvenes —uno de ellos menor— se desplazaban en una moto de baja cilindrada con fines de robo. Se acercaron a la moto del repartidor, lo interceptaron y en segundos se produjo un forcejeo en el que el acusado Del Rosal, armado, apoyó la pistola en la zona del cuello de la víctima. 

Fue precisamente en ese momento, que un testigo de identidad reservada, según declaró, pasó un auto, el agresor se puso nervioso y se “le escapó” un tiro.

 

La autopsia arrojó que el proyectil ingresó por el lateral del cuello y salió por el parietal derecho, produciendo destrucción de masa encefálica y lesiones que el perito calificó como “incompatibles con la vida”. 

 

Nicolás fue trasladado de urgencia al Hospital San Martín, donde murió a las 5.15 del día siguiente. Los primeros testimonios permitieron reconstruir el hecho criminal. 

 

Por su parte, el cliente que acababa de recibir la entrega, escuchó el estruendo del disparo, salió y vio la moto de Nicolás caída encima de él, acelerada. Fue uno de los primeros en asistirlo. La esposa de este testigo declaró que entregó $630 al repartidor y que segundos después oyó un ruido “seco”.

 

En tanto, dos vecinos que salían en ese momento de su casa, vieron una moto sospechosa sin luces, con dos jóvenes “delgados”, uno con chalina blanco y negro. Al rato, observaron la moto tirada y el cuerpo del repartidor.

 

Con respecto al monitoreo de cámaras municipal y algunos dispositivos particulares, permitieron ver a la moto de 110 centímetros cúbicos de cilindrada en la que iban los dos acusados, en dirección al lugar del crimen.

 

El acta policial secuestró en la vereda una vaina servida calibre 9 mm marca IMI, un seguro de martillo percutor, la billetera de la víctima, su celular y apenas $190, lo que confirmó que el robo no llegó a consumarse.

 

La pericia histopatológica ratificó que el disparo fue a corta distancia o con tela interpuesta, algo compatible con la capucha que llevaba puesta el repartidor.

Otro de los testimonios clave fue el brindado por Daiana Belén Bortolamedi, pareja del hermano del menor implicado. La testigo precisó que el domingo 6 de octubre, apenas horas después del homicidio, el menor se despertó alterado y dijo: “Me parece que maté a un chico en Barrio Jardín. Fui con Ale. Él le dio culatazos y se le escapó un tiro.” Detalló que pocos días después el menor quiso esconder el arma en su casa: “era una 9 mm”.

 

La vinculación a “Ale” en la investigación, llevó directamente a implicar a Miguel Alejandro Del Rosal, alias “El Petiso Transa”, un vendedor de objetos robados del barrio El Carmen. Un testigo de identidad reservada, tío político de la víctima, afirmó que escuchó de primera mano: “El menor iba manejando y el Ale iba con el arma. El Ale se bajó, le apoyó el arma en el cuello y como pasó un auto se asustó y se le escapó el tiro.” 

 

Además, otros vecinos declararon haber visto a Del Rosal manejando motos sin plásticos o carenados, al menor portando una pistola 9 mm días antes del crimen, a la banda escondiendo la moto utilizada y posteriormente retirándola a pedido de familiares. 

 

En un allanamiento en la casa de la familia del menor y de allegados aparecieron municiones calibre 9 mm, una campera negra con vivos blancos (similar a la vista por testigos), un buzo Adidas con manchas hemáticas, una moto 110 cc guardada y “desinflada”.

 

El caso se definió con la modalidad de juicio abreviado, en el que fiscalía, defensa y particular damnificado aceptaron la responsabilidad del imputado y acordaron la pena a imponer. 

 

 

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